Darío Indalecio Restrepo
29 de junio 2023, 12:00 A. M.
Atender la crisis climática no da espera. Ni esta se causó en un periodo de gobierno ni tampoco se resolverá en pocas décadas. ¿Qué tiene que ver la descentralización con la mitigación y adaptación al cambio climático, así como con la posibilidad de revertirlos? Hasta ahora muy poco; ese es el problema. El desafío es rediseñar la descentralización como complemento de una estrategia de transformación general de la economía y de las instituciones para el cuidado del medioambiente y la transición energética. Cinco frentes pueden aportar a este propósito: el Sistema General de Participaciones, la tributación territorial, el crédito, las competencias y la contratación pública local.
Los criterios que más pesan en las transferencias de recursos a las entidades territoriales son la población y el desarrollo económico previo. Esta lógica no es sensible al hecho de que Colombia contiene tres megasistemas ambientales: la Amazonia, la Orinoquia y el Pacífico. Además, el sistema de páramos aporta el 70 por ciento del agua para consumo de la población y las actividades económicas. Es urgente crear la ‘tipología ambiental’, con el fin de realizar transferencias a los departamentos y municipios de gran riqueza ambiental, de precario desarrollo económico y escasa población, la mayoría habitada por pueblos étnicos y campesinos pobres. El criterio debe ser ‘pagar por preservar’ los ecosistemas, así como solo incentivar actividades económicas de mínima huella de carbono.
Los sistemas tributarios en los países de la Ocde aconsejan un incremento de los “impuestos verdes” con destino a inversiones en mitigación de impactos y la transición del patrón energético, empezando por reconversiones ambientales en las entidades públicas a todo nivel. Además, las ciudades vivimos del campo, de donde provienen los alimentos y el agua, sin la cual no hay vida. Es necesario que el sistema tributario reconozca las “externalidades positivas y negativas” de los circuitos del agua: “Retribuir por recibir y pagar por dañar”.
El 62 por ciento del crédito está concentrado en tres grandes ciudades (Bogotá, Medellín y Barranquilla) y dos departamentos (Antioquia y Cundinamarca). Sin embargo, en una sociedad de mercado, el crédito es palanca imprescindible de inversiones para proyectos productivos y comerciales. Es perentorio facilitar créditos baratos a las comunidades territoriales para el desarrollo de proyectos ambientales.
La descentralización de la política social (salud, educación, saneamiento básico, agua potable) debe complementarse con un fortalecimiento de las competencias entre niveles territoriales para atender la crisis climática. En particular, el ordenamiento territorial alrededor de los circuitos del agua y de los ecosistemas requiere fortalecer la asociatividad territorial como escala estratégica, tanto la supramunicipal como la supradepartamental.
Finalmente, la contratación pública local es pieza fundamental para el cambio climático: subordinar las compras públicas a indicadores de huella de carbono, al fomento de los circuitos comerciales cortos, a la economía circular, a la agroecología y a la economía popular que sostiene los tejidos sociales y productivos del país. Fomentar “sistemas económicos territoriales sostenibles” es la apuesta estratégica de una nueva ola de descentralización para la vida.
DARÍO INDALECIO RESTREPO
Director de la Misión de Descentralización.
Publicado en: https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otros-columnistas/descentralizacion-para-la-vida-columna-de-dario-indalecio-restrepo-781659